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De empresa familiar a Familia Empresaria

  • consultor170
  • hace 12 minutos
  • 2 Min. de lectura

Situación

Un día un reconocido empresario, siente que su empresa familiar ha crecido mucho y su familia también. Se le hace complicado enfrentar desafíos cada vez más riesgosos, presiones para diversificar en mercados distintos al negocio inicial, y complacer las necesidades laborales no solo de sus herederos sino de otros miembros de su familia, que cada año son más.

A sus 70 años, tiene toda la energía y experiencia, pero necesita bajar ritmo, empezar a disfrutar de sus logros sin tener que retirarse, pero en silencio, no confía aun en nadie para sucederlo en el liderazgo.

Lo relevante

-Las empresas familiares con el tiempo aumentan su complejidad por el crecimiento de la familia y las distintas necesidades y expectativas de herederos y otros miembros de la familia.

De empresa familiar a Familia Empresaria.
De empresa familiar a Familia Empresaria.

-En la familia, hay quienes trabajan en la empresa, otros no, a algunos podría interesarles, otros tienen sus intereses en otro lado.

-A cierta edad, los fundadores necesitan un cambio, aunque les cuesta dejar el día a día de la empresa que es parte de su vida.

Pros y cons

+Aunque se ha creado mucho valor, a veces cuesta protegerlo o cuidarlo en las siguientes generaciones.

+Una vez el negocio original madura, en la mayoría de los casos crece interés de diversificar como herramienta de cobertura de riesgos, pero no hay con quien manejar esa transición.

+Es bueno incorporar a miembros de familia en la empresa, cuando hay interés y capacidades, pero se complica cuando la empresa se convierte en la oficina de empleo de familiares sin méritos ni vocación.

El consejo

El primer paso para migrar hacia ser una familia empresaria, es ordenar la casa: rayar la cancha estableciendo políticas, normas y procesos. Esto es, definir un Protocolo Familiar, entre el fundador y la familia directa, priorizando los Valores y Propósito compartido por todos, junto con las guías para sucesión, gestión de patrimonio, y otras decisiones sensibles, para guiar a largo plazo la relación empresa – familia.

Luego, constituir los organismos que institucionalizan las decisiones relevantes: el Consejo Familiar y el Consejo Consultivo o Junta Directiva. Estos, bien coordinados, se comprometen a implementar el Protocolo Familiar y la estrategia de los negocios de la familia.

Así, con buena comunicación, estas instancias y los gestores del día a día de la empresa, interactúan para cumplir el Propósito que debe tener claridad en cuanto a cómo se crea valor económico, social y ambiental, para perdurar y prosperar a largo plazo.

 
 
 

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